Una de los conceptos más errados que tenemos a la hora de estar probando diferentes perfiles de cafés, es que tendemos a asociar de forma errónea la intensidad como un atributo hacia nuestro perfil. No solo basta que encontremos este atributo de forma intensa, si no, más bien que encontremos calidad dentro de nuestro perfil.
Más preferible sería encontrar atributos de buena calidad a menor intensidad, que atributos no tan favorables con mayor intensidad. Para ejemplificar esto, tenemos el caso que dos perfiles de cafés que analizaremos. Ambos cafés provienen de diferentes regiones de Guatemala. Fueron trabajados de forma lavada y secados de forma tradicional.
El primer café proviene de la región de Jalapa, su mayor característica es un cuerpo pronunciado y una acidez muy brillante. Un café de variedad catuaí rojo y el perfil en catación es de una prominente acidez citrica.
El segundo café proviene de la región de Huehuetenango, su mayor característica es su nota floral y una leve acidez. Café de la variedad caturra y el perfil en catación es de una muy agradable y delicada acidez málica.
Podemos concretar que encontrar acidez málica en un perfil de café es muy poco probable y aquellos cafés que tienden a tener este tipo de características son muy valorados en los diferentes formatos de catación disponibles. A la hora de comparar ambos perfiles en una catación, podemos analizar que la intensidad del perfil de Jalapa, sobre sale sobre el perfil de Huehuetenango y en ocasiones notamos esto como algo positivo dentro de nuestra catación. Sin embargo lo correcto, o lo que nos indican los diferentes protocolos de catación, es que valoremos más aquellas características que son más difÍciles de encontrar en un perfil de café. Por lo cual en nuestro ejemplo comparativo, si bien la escala de intensidad lleva la balanza hacia el perfil de Jalapa, la calidad de acidez inclina la balanza hacia el perfil de Huehuetenango teniendo un efecto directo en la puntuación del mismo.
